Del sueño a la poesía

Han pasado muchas cosas desde mi último post.
Una tesis ha pasado entre ellas. El final de todo un proceso y el inicio de una nueva vida... aunque de eso hablaré otro día.

Hoy quiero hablar de la impotencia que me invade hoy. Hoy es mi cumpleaños (29 añitos!!) El día ha comenzado en Granada, terminando unos días de vacaciones junto a gente que quiero y me quiere. Una gozada vamos.
Y ha terminado con lágrimas en mi ojos. Que esto no de a entender que es menos gozada.

Entre medias muchos sentimientos, mucha gente. Y de fondo una sensación común esta temporada. Impotencia, sentirme pequeño. Tener demasiadas preguntas sin respuesta.

Sentir que el pequeño universo que me rodea se desmorona. Que lo que yo creía que era la realidad, el mundo conocido, lo que me rodeaba... todas esas cosas se tambalean. No es cuestión de que tuviera una visión equivocada del mundo. Simplemente es que no sé como afrontar las cosas que me rodean.

Simplemente es que me desborda todo un poco. Y siento que he de hacer algo, que lo que intento hacer no basta. Me siento parte del problema y no parte de la solución.

¿A qué vienen esta idiotez mental? ¿A qué vienen estos desvaríos?

Desde hace tiempo, al run-run que tengo en mi cabecita, diciéndome que he de implicarme en lo que me rodea. Ese mismo run-run que me decía que lo de los jóvenes investigadores ya no daba para más, que mi tiempo en ese sitio se había terminado. Pero sigo sin encontrar mi sitio

Viene en colación a algunos libros, a algunas pelis que me da por ver, que remueven el fanguito y me ponen al descubierto con verdades, con opciones. Conmigo mismo y con mi verdad. Con donde quiero estar y qué puedo hacer....

En fin.

Hoy cumplo 29 años. Soy doctor. Tengo toda la vida por delante.

Hoy cumplo 29 años. Sigo perdido. Las preguntas me invaden.
Apenas tengo respuestas. Me siento pequeño, impotente.

Necesito una mano, una voz... Alguien que me ayude.

Impotente.....

Iniciando con eso una frase, un escrito o lo que te salga del pie, te puedes permitir la licencia de soltar la mayor barrabasada escuchada. ¡Total, como lo avalan estudios científicos! Da igual que esos estudios los haya hecho Flippy, Marcial o Rita la Cantaora, en la universidad de Franfusfein. La cosa es decir que hay estudios científicos que avalan las gilipolleces que digas.

¿Exagero? Bueno, algunas perlas:

- ¿Quién no ha oído hablar de los estudios científicos avalan que usando un conocido yogur vas a ir mejor de "ahí"?(en otro post hablaré sobre porqué no se puede decir en un anuncio que el susodicho yogur te hace cagar mejor, pero sí podemos regodearnos en el 11-M, en el accidente de barajas o decenas de otras cosas morbosas. País...). ¿Acaso saber que otras personas que toman ese yogur cagan mejor que nosotros, nos va hacer comprarlo? Siglos de ciencia mezclados con excrementos y con el truñito que echo día sí, día también... Si Newton levantara la cabeza.

- Y mejor no hablamos de los "estudios científicos" realizados en mujeres que desayunan y mujeres que no, mostrando que las primeras pesan menos. ¿Pero en serio os creéis eso? Me asusta lo gilipollas que piensan que somos en las compañías que hacen los anuncios, ¿de verdad seremos tan tremendamente gilipollas? Todo para que compréis una marca de cereales. Acojonante.

En fin, para terminar con este desvarío, dos perlas.

No podía dejar de nombrar mis tan queridos premios anti-Nobel, concedidos todos los años en paralelo a los afamados premios Noble, premiando las investigaciones científicas más inútiles. Me encantan los que se han dedicado a investigar porqué el pájaro carpintero no tiene dolor de cabeza, u otro más antiguo que demostró la existencia de necrofilia en los patos. Sin palabras.


Y la segunda perla. El mejor estudio científico que he visto en mucho tiempo. Si estás leyendo esto y te llamas Pablo, Rigoberto o Bartolomé, eres feo, feo de cojones. En mujeres, se llevan la palma Bea, María o Eva. Y no lo digo yo, ¡eh! lo dice el informe de una supuesta Asociación Española de Estudios Nominales que, por supuesto, no aparece en internet...


Eso sí. Los que nos dedicamos de verdad y profesionalmente a esto, tenemos que ser excelentes en la investigación o nos vamos a morir del asco... De esto hablaré también otro día, que no me apetece encabronarme hoy.

Uno de los principios de la sociedad actual es el individualismo.

Sé tu mismo. Sé tu propio jefe. No te dejes influenciar por los demás. Ve a tu rollo, a tu bola. No dejes que nadie se meta en tus asuntos. Es mejor estar sólo que mal acompañado. Pon tus propias reglas. No dejes que nadie marque tu destino.

Así de primeras, son algunas de las frases que resuenan en mi cabeza, que me ha dicho alguien, algún amigo, alguien de mi familia, la tele... Todas ellas tienen el mismo mensaje común, la individualidad frente a la comunidad. Al fin y al cabo, la soledad.

Ayer en Guada, durante la homilía leyeron un breve texto, sobre lo que hizo Jesús Neira. Tratando de aislar este hecho del "morbo" social que tiene el tema de la violencia machista (seamos sinceros... el tío está así por haber terciado en un robo o en otra cuestión y dudo mucho que tuviera el eco mediático que está teniendo), es un claro ejemplo de lo que te puede suceder por romper ese esterotipo social del individualismo.

Si te sales del tiesto, te la juegas.

A veces sólo te juegas tu prestigio. El que tus amigos se cachondeen de ti un rato. Un discusión más o menos seria con tu familia, con tu pareja. Que te miren mal en el trabajo.

Pero otras veces te juegas algo más. Te puedes jugar la vida, como este señor... o por cosas más nimias como criticar a alguien que está ensuciando la calle o alguien que te ha hecho una pirula conduciendo (más de una vez han intentado sacarme de la carretera por eso...). O jugarte tu futuro laboral, por criticar los abusos y las condiciones precarias de gente de tu entorno.

Cuantas veces nos callamos, por no salir de esa burbuja de comodidad, por no poner en peligro nuestro "status quo". Porque al fin y al cabo, es lo que peligra, nuestra tranquilidad, nuestra pequeña burbuja ficticia de paz y buenrollismo, en el que a unos metros de distancia nuestro, todo va bien, pero lo que pase más allá de nuestros límites, no es asunto nuestro... Que se encargue "papa" estado, que para eso está y para eso pago mis impuestos, ¿no?

Hace ya mucho tiempo leí que la verdad está reñida con la comodidad, porque la comodidad es la ausencia de esta, la falta de inquietud. Como siempre, se nos va la vida en pequeñas cosas, en pequeñas decisiones. Empeñarse en vivir o empeñarse en morir.

Hasta hace dos telediarios Nachete se estaba empeñando en morir.
El tema es que hará de aquí al siguiente telediario.

Hace cosa de dos años abría un blog similar a este.

En ese momento se abría ante mi una etapa desconocida, tenía por delante un viaje iniciático que iba a trastocar todo mi universo y a cambiar el Nachete conocido por todos. Decidí plasmar mis pavadas en un sitio público, para poder compartirlas con aquellas personas que les interesaran.

Esa época pasó, el blog se quedó sin actualizar y yo sin cosas que contar. Me fui vaciando poco a poco.

Ahora estamos de nuevo ante un abismo, ante un nuevo final y un nuevo comienzo. De nuevo tengo la necesidad de reinventarme, aunque ahora creo que tengo muchas más herramientas para conseguir mi objetivo final: ser feliz y transmitir un poco de vida a la gente que me rodea.

Y para empezar, nada mejor que recuperar viejas costumbres olvidadas. Recuperar el escribir pavadas, volcar mis sentimientos, mis ideas y mi visión de lo que me rodea. Antes lo hacía en un papel, en cuadernos y en cartas. Ahora toca en una pantalla de ordenador, cosas de los avances tecnológicos qué le vamos a hacer. Pero en el fondo se trata de lo mismo. Una catarsis, una especie de exorcismo de mi persona. O simplemente que me gusta escribir, porque me ayuda a encontrarme.

Ala, ahora tocaría saltar, ¿no?